martes, 16 de marzo de 2010

Chao numero dos

Te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres sembrando tu confianza, te dejo junto al mundo derrotando y inseguro.
Te dejo frente al mar descifrándote solo, sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas, sin mis inmadureces, sin mi veteranía.
Pero tampoco creas a pies juntos todo, no creas, nunca creas este falso abandono.
Estaré donde menos lo esperes, por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano horizonte sin horas, en la huella del tacto en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartida en cuatro o cinco mujeres de esas que tu miras y enseguida te siguen, y ojala pueda estar en tu sueño, en la red esperando tus ojos y mirándote.

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